No intentes cambiar a nadie...





No intentes cambiar a nadie: limítate a iluminar; porque es tu luz la que invita a tu prójimo a cambiar. Que en estos tiempos extraños en que elegiste volver, tu tarea, compañero, no es otra que la de “ser”. Y si ese que va a tu lado se encuentra dormido acaso, respeta su desarrollo y su aparente retraso. Contémplalo con ternura y acéptalo tal cual es, y déjalo que prosiga marchando sobre sus pies. No te olvides que él está siguiendo su “plan de vida” ese que le armó su alma al preparar su venida. Y tú no puedes lograr que eleve sus vibraciones, ni con presiones abiertas ni sutiles empujones, porque hay ciclos en la vida que no se pueden forzar: ¡ya su corazón un día se abrirá de par en par! Y entenderá cabalmente de forma clara y certera, que esta vida es solamente una ilusión pasajera… Tú entra en tu propio silencio, y en forma suave y callada, deja que tu luz interna se filtre por tu mirada.

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